Predica de la Santa Misa del 24 de mayo
Queridos Hermanos:
Esta celebración de la fiesta de los Partenti tiene una realidad muy especial: Muerte del Papa Francisco y lección de León XIV. La enfermedad del Papa Francisco fue vivida con mucho dolor y expectativa, nos sobresaltó su muerte, acaecida el 21 de abril de 2025, pudimos visitar su cuerpo en la basílica de San Pedro, estuvimos presente en la Eucaristía de despedida, el día 26 de abril. El conclave para elegir al nuevo Pontífice fue convocado para el miércoles 7 de mayo de 2025. El 08 de mayo fue elegido León XIV, y el 18 de mayo fue el inicio del Ministerio Petrino. Del 21 de abril al 18 de mayo vivimos intensamente estos acontecimientos eclesiales, irrepetibles.
En este contexto eclesial, esta Eucaristía tiene un sentido muy particular, es celebrar la culminación de su Formación Permanente, en Roma, de 23 compañeros, son los siguientes:
- 7 colombianos: Carlos Blanco, Carlos Jiménez, John Camilo Muñoz, José Alvis Perea, Anderson Quiñones, Juan David Santamaría y Luis Daniel Taborda.
- 5 mexicanos: Andrés Cruz Basurto, Abel Alexander Jiménez, Ruperto Luna, Israel Pardo y Luis Enrique Santoyo.
- 4 peruanos: Yosep Guzmán, Yan Thomas Lozano, Luis Alberto Mora y Braulio Rosas.
- 2 de R. Dominicana: Rodolfo de Jesús de León y Pedro de Jesús Jiménez.
- 1 de Bolivia: Ramber Miranda.
- 1 de Guatemala: Kevin Lucio Xaminez.
- 1 de Panamá: Luis Fernando Florez
- 1 de Puerto Rico: George Antonio Torres.
- 1 de Venezuela: Albert José Marchán.
Para ustedes, queridos Partenti, es cerrar, con broche de oro, su período romano, es prepararse para regresar a sus Diócesis/Arquidiócesis e iniciar una nueva misión; para quienes permanecemos en Roma es culminar un año más de formación y prepararnos para el período de vacaciones. En todo caso es el momento de agradecer al Señor por estas vivencias tan especiales en la vida del Colegio.
La primera lectura, de los Hechos (16,1-11), en la cual Pablo y Timoteo se mueven de un lugar a otro: Derbe, Listra, Tróade y terminan en Macedonia. ¿Porqué Macedonia? Porque Pablo tuvo una visión en la cual un macedonio le dijo: “Ven a Macedonia y ayúdanos”, Este pasaje podría aplicarse a la actividad que les espera a los Partenti, no tanto movilidad por tantos lugares sino disponibilidad para muchos servicios. Podría afirmarse, “ven a nuestro país, a nuestra Diócesis/Arquidiócesis y ayúdanos”.
El Evangelio de San Jn 15, 18-21, también podría aplicarse a los Partenti: “ustedes no son del mundo, pues al elegirlos, yo les he separado del mundo”. Aquí está el sentido de la llamada al sacerdocio, al servicio de la Iglesia, no somos del mundo; por cierto, estamos en el mundo, pero no nos mueve los valores del mundo, los valores mundanos. Hemos sido elegidos por el Señor, hemos sido separados del mundo para unirnos más a Él y a los hermanos.
La presencia de ustedes en el Colegio ha sido una gracia de Dios, han ampliado la lista de los alumnos, han compartido la vida comunitaria, los estudios, la vida espiritual, los apostolados, los momentos gratuitos en el deporte, en el bar, en la sala de T.V. Dejaron atrás sus responsabilidades pastorales, formativas, de colaboración directa en la actividad de las Diócesis/Arquidiócesis, en las conferencias episcopales y se convirtieron en simples alumnos, debieron tomar el transporte popular y asumir las limitaciones propias de estar en un país extranjero.
Pero este período les permite regresar a sus países, Diócesis/Arquidiócesis con nuevos instrumentos para servir. No se sientan superiores a sus compañeros sacerdotes que no tuvieron la suerte de venir a Roma, siéntanse servidores humildes al estilo de Jesús. Dentro de pocos día se convierten en ExPio Latinos, promuevan esta casa de formación. Este Colegio seguirá siendo su casa.
Permítanme hacer referencia a la temática ignaciana del final de los EE. En la así llamada Contemplación para alcanzar amor, que es el cierre de los EE, San Ignacio invita a los ejercitantes a agradecer por tres dones particulares: de creación, de redención y dones particulares. Podríamos aplicar esta temática a la culminación de la etapa de los Partenti en el Colegio, en las Universidades y en Roma.
La espiritualidad ignaciana se mueve en tres realidades: Dios, la creación y la persona (el ejercitante, el Partenti, el Rimanenti). Dios es nuestro Padre, nosotros somos sus hijos. Dios crea el mundo para nosotros para que nos ayude a conseguir el fin específico de nuestra existencia.
- Dios. San Ignacio lo define como “dones de la Redención”. Dios, en su infinito amor, decidió crearnos, darnos la vida y salvarnos, para eso envía a su Hijo Redentor.
- Dones de la creación. Se refiere a toda la creación. Toda la creación fue hecha para nosotros, para nuestra realización. Todo fue creado para que nos ayude a llegar a Dios.
- Dones particulares. Aquí está la persona creada, cada uno de nosotros. Nosotros, creados por Dios y Dios nos ha dado la creación para nuestro perfeccionamiento, nos ha llenado de dones especiales: nos ha dado una vocación profética, unos padres, una familia, un pueblo, una cultura. Nos ha adornado por un modo de ser tan especial, con cualidades que sólo las tenemos nosotros.
Cuando San Ignacio constata estos dones, esta donación total de Dios, se siente llamado también a dar, a darse, a retornar a Dios. Quiere dar todo, quiere desprenderse de todo, allí surge la famosa oración de San Ignacio:
“Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer, Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta”(EE 134).
Queridos sacerdotes Partenti y Rimanenti, que el Señor, que nuestra Madre de Guadalupe nos bendigan y acompañen, de un modo muy especial en esta etapa final de Roma y del año académico. Podríamos concluir con las palabras de San Ignacio: “Dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta”.
P. Gilberto Freire, S.J.
Rector.




